A orillas del imponente lago Nahuel Huapi , al este de
los bosques andinos patagónicos , entre los ríos Limay y Ñirihuau ,en 1986 fue
fundada Dina Huapi. El nombre combina dos voces: "Dina”, es
apócope de Dinamarca, de donde provienen los primeros pobladores y "
Huapi" que significa “isla” en lenguaje Mapuche, dado que los ríos Limay y
Ñirihuau la encierran contra el lago Nahuel Huapi como una isla. DINA
HUAPI es un pueblo joven qa solo 15 kilómetros de la ciudad de San Carlos de
Bariloche. Es conocida como “el portal de entrada a la estepa patagónica” ya
que allí comienza la Ruta N° 23 que es la que atraviesa esta zona de la
provincia, para desembocar en el océano Atlántico, uniendo así la cordillera
con el mar.
Aun cuando las luces del turismo están
puestas en la ciudad de Bariloche, Dina Huapi cuenta con una posición
estratégica geográficamente y además está desarrollando sus potencialidades
para atraer a los turistas que quieran conocer más de la Patagonia argentina.
El origen de Dina Huapi es producto del
asentamiento de Don Kristian Hansen y José Brendstrup en la zona, ambos de
origen danés. Aquí se crea el primer "tambo". Propietarios de las
tierras, deciden fraccionar y vender en los años '70 gran parte de las tierras
no cultivadas. Crearon Dina Huapi 1 y 2: una en la costa Nor-Este del lago
Nahuel Huapi luego del río Ñirihuau hasta casi la intersección con Ruta 23 y la
otra fracción, la de mayor superficie, separada de la primera por la ex-ruta
237, se ubica al este de esta misma.
Costas infinitas.
El pueblo sigue conservando ese ritmo tranquilo que
invita a relajarse y a caminar por su extensa playa de casi 7 kilómetros que
bordea el lago Nahuel Huapi. Un dato importante: las playas siguen siendo
públicas, es decir que son de acceso libre para todos y no tienen
edificaciones que impidan su paso.
Desde allí hay una vista privilegiada de los cerros
Catedral (que se distingue por sus picos finos perfectamente delineados),
Capilla, López y Tronador (uno de los más bellos y emblemáticos de la zona).
Otro de los sectores imperdibles es
acercarse a la boca del río Limay que está ubicada en una de las
entradas al pueblo y que es el límite natural entre las provincias de Neuquén y
Río Negro. Sus aguas cristalinas y de un verde resplandeciente brindan
una de las postales más bellas. Incluso hay un mirador para sentarse a
contemplar el paisaje.
El Limay también permite realizar
algunas actividades como la pesca deportiva, e incluso Dina Huapi fue
declarado “Capital provincial de la pesca deportiva con mosca” por su
ubicación geográfica y por la calidad ambiental.
En la zona se puede pescar especies de la familia de los
salmónidos como las truchas, siendo las más comunes la arcoíris, la marrón y la
Fontinalis.
La historia detrás de Ñirihuau.
Otro de los ríos que delimitan la localidad es el
Ñirihuau, que es el nombre que recibió el primer barrio de Dina Huapi. Allí se
encuentra parte de su historia fundacional: su vieja estación de tren, la
Capilla Ceferino Namuncurá y los puentes automovilístico y ferroviario.
Esta zona tiene una belleza única que
conjuga la historia del lugar –en los vestigios y la fortaleza del puente– y la
obra de la naturaleza que dibujó unas paredes rocosas de gran tamaño por donde
se escurre el río con un tono verde oscuro y transparente. Cada una de
las vistas desde este rincón histórico de Dina Huapi son para enmarcar.
Cerro Leones.
Muy cerca de allí está el Cerro Leones, una formación que
se distingue fácilmente desde cualquier punto de la localidad y que es un
cuello volcánico con lava solidificada que en determinado momento taponó la
chimenea del volcán. Este cerro tiene en su interior tres cavernas donde
se han encontrado puntas de flechas y restos de cerámica de los antiguos
habitantes de las zonas. Además, en una de ellas hay un manantial que da lugar
a una pequeña laguna subterránea.
Actualmente, se realizan excursiones
para recorrer las cavernas y ascender a la cima del cerro para disfrutar de su
vista.
Mercado de la
estepa.
Al ser el portal de entrada a la estepa
patagónica, Dina Huapi cuenta con un “Mercado de la estepa” que reúne
las producciones de más de 100 artesanos de toda la región.
Allí me encontré con Alberto Painetrú, un creador de arte
religioso que muy amablemente me mostró y me contó sobre cada una de las
artesanías. Hay tejidos, lanas, accesorios en cuero, hierbas y dulces
regionales, vajilla de cerámica, plantas, bijouterie y muchas cosas más. Un
gran lugar para conocer lo que se produce en la zona, los materiales que se
usan y las huellas del arte que fueron pasando de generación en generación.
Sabores locales.
Para empaparse de la cultura de un
lugar, también hay que probar sus sabores y en cuanto a gastronomía, Dina Huapi
tiene varias joyitas que ofrecer.
Un clásico es Don Rey, una pizzería ubicada cerca de la
Ruta 40 que cuenta con especialidades de autor como la fainá de hongos de pinos
y las empanadas de trucha. Además, produce su propio vermú con una selección de
hierbas locales.También hay ahumaderos, chocolatería, fábrica de licores y
dulces, cervecería y hasta destilería de whisky.
Dina Huapi es un destino emergente, con mucho para ofrecer, sobre todo para
quienes prefieren lugares tranquilos, sin alejarse del típico paisaje de la
sorprendente Patagonia argentina.
Fuente:
https://lmdiario.com.ar/contenido/321002/dina-huapi-playas-infinitas-y-tranquilidad-en-la-patagonia